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martes, 29 de julio de 2014

Chile, Nerviosismo en el país por la proliferación de bombas, de escasa potencia, en lugares públicos

La mayoría de los artefactos no estallaron y los que lo hicieron no causaron heridos, pero la colocación de tres bombas en lugares públicos en las últimas dos semanas fueron suficientes para poner en alerta a las autoridades.
"He pedido a la policía aumentar el trabajo preventivo de manera importante y, por otro lado, lo que tenga que ver con el trabajo de inteligencia, fortalecerlo", dijo el ministro del Interior, Rodrigo Peñailillo. Mientras el portavoz del Palacio de La Moneda, Alvaro Elizalde, afirmó que "las bombas de los últimos días, en un vagón del Metro, en una iglesia y ahora en un jardín infantil, son hechos gravísimos que el gobierno condena enérgicamente".
Los encargados del Metro de Santiago anunciaron que intensificarían la vigilancia en los vagones y estaciones y el Ejecutivo informó que se aumentarán las tareas de investigación, prevención y patrullaje en espacios públicos.
¿Quién está detrás? Quizás lo que más dudas han generado los "bombazos" de Santiago, como se bautizó en el país a estos ataques, es no saber exactamente quién los provocó ni por qué.
Iglesia
La entrada de la iglesia de Santa Ana sufrió daños.
El ministro Peñailillo aseguraba a la BBC, que se estaba "trabajando con la policía para que Inteligencia sea capaz de descubrir pronto quiénes están detrás de estos artefactos explosivos".
Según la Fiscalía Nacional y reportes de medios chilenos, grupos antisistema y anarquistas podrían ser los responsables de los ataques, de los que tampoco se sabe con exactitud cuántos han sido. Aunque la fiscalía habla de más de 15, el gobierno señala que podrían ser incluso más.
Una organización que se hace llamar "Célula Revolucionaria Felice Orsini" se responsabilizó del ataque a la iglesia de Santiago a través de un comunicado en una página web, pero rechazó que colocara la bomba junto al jardín infantil de manera premeditada. "Nuestros valores nunca han pretendido atacar a civiles, ni herir, ni causar daño a ciudadanos. Nuestros valores no son el terrorismo. Quienes enarbolan el terrorismo son el Estado y el capital a través de sus brazos armados", decía su aviso. Mientras, cinco vehículos particulares fueron quemados en los últimos días en diferentes barrios de Santiago y Viña del Mar. Para mayor confusión, junto a los vehículos se encontraron panfletos de una organización que se hace llamar Enjambre Vandálico de los Niñxs Bichxs que dice luchar "por la anarquía y la vida salvaje".
"Visualizamos los autos, las micros (autobuses) y todos los medios de transporte de la civilización como un pedazo del sistema imperante y que merece todo nuestro odio y rabia, celulares, consolas de juego, todos los aparatos que día a día merman la creatividad de lxs niñxs y convierten lentamente nuestra cotidianidad en una robótica secuencia de hechos que ni siquiera pasan por nuestra decisión sino por una predeterminación constante de la sociedad, los poderes fácticos y los estados", rezan sus panfletos.
Las autoridades no saben si detrás de este "Enjambre" se esconde algún grupo anarquista, quiénes son exactamente y qué tan serios son estos llamados a una especie de ludismo del siglo XXI.
Artefacto en el Pilar
Desperfectos que dejó la explosión en la basílica del Pilar en Zaragoza (España).
En algunos de los lugares donde se produjeron los bombazos, como el frontis de la iglesia Santa Ana, antigua edificación declarada monumento histórico, en el centro de Santiago, aparecieron panfletos alusivos a dos activistas chilenos, Mónica Caballero y Francisco Solar. Dos, supuestos, "anarquistas" chilenos que el pasado 4 de julio fueron procesados por un juez español por la colocación de una artefacto casero con una bombona de cámping gas en la basílica del Pilar de Zaragoza el 2 de octubre de 2013, que a pesar de estar abierto al público no causó heridos.
Ambos, que están en prisión preventiva, también están imputados por tratar de colocar otra bomba en el Monasterio de Montserrat, en las cercanías de Barcelona y se enfrentan a una pena de entre 15 y 20 años de cárcel.
Ayer Santiago de Chile, la capital del país, vivió un día de nerviosismo ante la profusión de alarmas de bombas en el metro, en casas comerciales y sectores habitados, ante lo cual se realizaron diversos operativos policiales antiexplosivos.
Policía en el metro
Uno de los explosivos fue colocado en el metro de Santiago.
La primera alarma de bomba se vivió en la estación Vicente Valdez del Metro, alrededor de las 9:30 horas, en momentos de intenso desplazamiento de pasajeros, cuando dos bolsos sospechosos fueron ubicados en los vagones de un convoy.
Uno de ellos tenía una leyenda que decía "bomba", pero finalmente resultaron inofensivos y al parecer olvidados por pasajeros distraídos.
Más tarde se denunciaron bultos sospechosos en las proximidades de la facultad de Derecho de la Universidad de Chile y en un centro comercial en pleno centro de Santiago, donde se evacuó a 2.600 personas.
En el puerto de Valparaíso se reportaron también paquetes sospechosos ante las oficinas locales de la Tesorería General de la República y en Los Andes, en las cercanías de un liceo.
La proliferación de avisos de bombas ha causado tensión, nerviosismo y molestia en la población, después de los atentados del 13 y 14 de julio, en la estación del metro Los Dominicos, y en el frontis de la Iglesia Santa Ana, en la capital chilena.
Ayer, según la web de noticias chilena Emol, varias personas escaparon en un vehículo tras colocar un bulto sospechoso en el sector de la iglesia de Los Sacramentinos, situada en el centro de Santiago.
Efectivos del Grupo de Operaciones Policiales Especiales (GOPE) acordonó el sector e interrumpió el tránsito en el sector mientras analizaba el contenido del elemento sospechoso. Los uniformados constataron, tras realizar una detonación controlada, que la caja depositada en el frontis del templo solo contenía los cadáveres de dos gallinas.
Al mismo tiempo, unidades especializadas se trasladaron al hospital Barros Luco, ubicado al sur de la capital, debido a un aviso en el que se alertó sobre la presunta colocación de un artefacto explosivo. Tras un registro de las instalaciones, que no fueron evacuadas, la policía no encontró elementos explosivos.
En Chillán, en tanto, efectivos policiales desestimaron la presencia de explosivos frente al centro penitenciario local, luego de una alerta en este sentido evaluada durante la noche.
Según la agencia Notimex, la estadística oficial establece que en estos siete meses de 2014 se han instalado 198 artefactos (no se incluyen artefactos que han tenido como finalidad el robo de cajeros automáticos), de las cuales 133 han explotado. La mitad de las bombas han sido reivindicadas por 81 diversos grupos antisistema.
Para el director del Instituto de Asuntos Públicos de la Universidad de Chile, Hugo Fruhling, estos ataques suponen "una propaganda armada mucho más visible" que anteriores acciones antisistema.
"Afectan a particulares que no tienen relación simbólica con los grandes capitales y cumplen con el fin de ejemplificar que le podría pasar a cualquiera", aseguró para la BBC.
Según el experto, al haberse colocado en espacios vacíos, la meta de los grupos pareciera ser más la de darse a conocer que la de causar daños personales.
Bomba en vagón del Metro fue activada 15 minutos antes de estallar
Desperfectos por un artefacto explosivo colocado en un vagón vacío del metro de Santiago de Chile.

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