Desahuciados en España

Nuestra Constitución dice: "Todos los españoles tienen el derecho a disfrutar de una vivienda digna y adecuada. Los poderes públicos promoverán las condiciones necesarias y establecerán las normas pertinentes para hacer efectivo este derecho". Artículo 47. Sin embargo, el número de familias desahuciadas inescrupulosamente aumenta cada día sin que nadie tome providencias para evitar una situación que está resquebrajando paulatinamente a la sociedad española. Ya no se trata de las diferencias sociales entre ricos y pobres, o las políticas entre derecha e izquierda, ni cualquier otro tipo de división filosófica, política o religiosa; esta vez es algo mucho más serio. Aunque parece que no se le da la importancia debida, estamos creando la diferencia entre los con techo y los sin techo, los que tiene el privilegio de disponer de un lugar para vivir y los que deben mendigar por un espacio donde colocar sus pocas pertenencias, tomar un baño o alimentar a sus hijos.
Mientras muchos de los que llevaron a miles de familias a la pobreza mantienen sus privilegios y salarios (aunque hayan quebrado entidades financieras, empresas, etc.) poco coherentes con la actual situación que viven Europa y otras zonas, millares de familias deambulan procurando algo tan legítimo e importante como un lugar donde resguardarse de la lluvia y el frío, educar a los hijos, cocinar, asearse, dormir y sobretodo intentar no perder el respeto, la autoestima y el orgullo de ser una persona trabajadora con posibilidades de ofrecer a su familia una condiciones mínimas de supervivencia.
Años después de haberse iniciado una interminable lista de desalojos de familias que en su día fueron ensimismados con condiciones crediticias engañosas, estamos ante un problema social que merece la consideración y atención de todos. Basta de desahucios.
Por cierto, nadie ha pedido responsabilidades a los bancos o inmobiliarias que con sus políticas enriquecedoras y sin ningún tipo de análisis, están llevando, en la actualidad, a muchas familias a situaciones totalmente críticas tras caer como una torre de naipes una situación ficticiamente generada años atrás y por todos conocida.