También la prima de riesgo de Portugal, España, que aumentó en 31pb, e Italia -aumentó en 52 pb, pasando de 293 a 345- se vieron afectadas por el resultado electoral. Para Javier Casal, subdirector de la Mesa de Deuda Pública de Ahorro Corporación, "La primera reacción del mercado ha sido de histeria, de muchos nervios", según declaraciones efectuadas a la agencia Efe. El mismo ha destacado que "como consecuencia de la inestabilidad, el diferencial entre el bono español y el italiano se ha acortado".
Si bien en el Parlamento, debido al complejo sistema electoral italiano, el Partido Democrático de Bersani, a pesar de no haber obtenido el mayor número de votos, 8.642.700, al coaligarse con otras formaciones, ha obtenido la mayoría absoluta en la cámara con 340 diputados, mientras la coalición derechista de Silvio Berlusconi se queda como la segunda fuerza más representada con 124 miembros. El Movimiento 5 Estrellas, a pesar de haber sido el partido más votado en estas elecciones con 8.688.545 sufragios, que representa un 25,55% del número de votos sólo ha obtenido 108 escaños en el nuevo Parlamento Italiano. La cuarta fuerza política, la coalición encabezada por Mario Monti, tan sólo ha conseguido colocar en la cámara a 45 de sus miembros.
Analizando estos resultados observamos que la coalición de centro izquierda, encabezada por Pierluigi Bersani, obtiene una mayoría absoluta confortable para gobernar sin excesivos problemas la Cámara de Diputados.
Otro escenario bien diferente lo encontramos en el Senado. En esta Cámara, según publica la web del Ministerio del Interior italiano, a las 21:14 hora local, el resultado definitivo es el siguiente: La coalición más votada ha sido la de centro izquierda de Bersani, con 9.686.683 votos, frente a los 9.405.679 de la liderada por Silvio Berlusconi. A continuación se han situado la organización de Beppe Grillo y detrás de ésta la coalición de centro derecha de Mario Monti. Sin embargo, en cuanto al número de senadores la composición final es: 116 senadores para la derecha de Berlusconi, 113 para Bersani, 54 para el Movimiento 5 Estrellas y 18 para la coalición con Monti per l'Italia. Esta situación es la que preocupa en los medios políticos y económicos, dada la necesidad de la aprobación por ambas cámaras de cualquier proyecto de ley para que este entre en vigor.
Las primeras declaraciones de Beppe Grillo fueron claramente tranquilizadoras para aquellos que creen que estos resultados significan un cataclismo político. Beppe Grillo comentó: "Veremos lo que propone Bersani, ley a ley, reforma a reforma. Tampoco es que estemos contra el mundo. Aquí lo que se trata es de percibir que el cambio es histórico. No solo italiano. Porque hemos elegido a nuestros candidatos votando por Internet, porque los ciudadanos no tienen ya intermediarios".
Tras estos resultados hay, para mi, una lectura clara de los mismos. Por un lado el alto porcentaje de abstención, un 24,79%, en algunas zonas se incrementó respecto a las últimas elecciones entre un 10 y un 12%, y el alto porcentaje de votos obtenido por el Movimiento 5 Estrellas. Según mi criterio, con la abstención y los votos a la formación de Beppe Grillo una gran parte de la población italiana está diciendo que la política tradicional no interesa.
En las páginas del italiano Corriere della Sera, Renato Mannheimer, analista político y director del Instituto de sondeos ISPO, comenta, respecto a los primeros datos sobre la afluencia de votantes, que "más que el frío pesa el desencanto a la política", ante aquellos que defendían que el alto porcentaje de abstención era consecuencia de las condiciones climatológicas del pasado final de semana.
Para el novel diputado de esta formación, Stefano Vignaroli, en declaraciones al canal de televisión portugés SIC este resultado significa que "el pueblo está harto y cansado de ver las mismas caras en la política desde hace 20 o 30 años".
No deja de ser sorprendente, e incomprensible para muchos, el volumen de votos conseguido por la candidatura de Berlusconi después de los escándalos de corrupción y otros de índole sexual, incluidas supuestas relaciones con menores, en los que se ha visto envuelto en los últimos diez años, a pesar de un discurso populista y sus ataques a la política de austeridad auspiciada por la canciller alemana Angela Merkel.
Menos sorprendente, aunque algunos medios insistan en lo inesperado del resultado, ha sido la debacle de la candidatura de Mario Monti, la gran apuesta de continuidad del gobierno alemán.
El presidente del Parlamento Europeo, el socialista alemán Martin Schulz, ha comentado respecto a los resultados de estas elecciones "el mensaje que los ciudadanos han enviado en las elecciones italianas es que la política de recortes unilaterales, la política que dice que debemos recortar y con eso la confianza de los inversores y el crecimiento se recuperará inmediatamente, no tiene sentido".
El nuevo gobierno deberá afrontar un grave problema, reducir la deuda pública, que actualmente está en un nivel equivalente al 126% del Producto Interior Bruto (PIB), el nivel más alto desde la Primera Guerra Mundial. Pero diversos analistas consideran que los inversores no esperan ninguna reducción significativa de la deuda en el corto plazo, dada la complicada recesión de Italia y su histórica tasa de crecimiento entre el 0 y el 1%.
El servicio de la deuda -suma de los reembolsos del principal y los intereses efectivamente pagados en divisas, bienes o servicios sobre la deuda a largo plazo, los intereses pagados sobre la deuda a corto plazo y los reembolsos (recompras y cargos) al FMI- italiana costó 80,000 millones de euros el año pasado, el equivalente al 5.5% del PIB y cuatro veces el presupuesto de austeridad implementado por Monti.
Los próximos días serán decisivos para el futuro de Italia, y otros países europeos, y para la estabilidad en los mercados financieros, a la espera de un gobierno de estabilidad nacional, aunque para algunos medios italianos como Il Messaggero haya vencido la inestabilidad, que permita que las reformas que ayuden al país a crecer, sin olvidar el mensaje que con sus votos han querido transmitir una gran parte de la población italiana, se aprueben sin excesivas dificultades en ambas cámaras, mientras la posibilidad de celebrar unas nuevas elecciones en un plazo de 6 u 8 meses es una alternativa que no gusta ni en los mercados ni en los medios políticos europeos.
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