Dilma disputaría el ballotage con Neves, luego del retroceso de Silva según tres encuentas publicadas hoy. Foto: LA NACION. |
Casi 143 millones de brasileños están llamados a votar este domingo en unas elecciones que reflejan la dimensión gigantesca de este país, con la presidenta Dilma Rousseff como favorita y un enigma sobre el rival que enfrentaría en un probable balotaje.
Tres encuestas divulgadas el sábado situaron por primera vez, en toda la campaña, al candidato presidencial socialdemócrata Aécio Neves delante de la ambientalista Marina Silva en la disputa por el segundo puesto, aunque ambos aparecen en empate técnico.Se trata de unos comicios especiales para América Latina, tanto por el peso económico del país como por la gran influencia política que su gobierno ha tenido en asuntos regionales en los últimos años.
Dos nuevas encuestas confirmaron que el socialdemócrata Aecio Neves pasaría en las elecciones de hoy a un ballotage contra la presidenta brasileña, Dilma Rousseff, que es favorita y subió fuerte en ambos sondeos.
Según Datafolha, el candidato del Partido de la Socialdemocracia Brasileña (PSDB) obtuvo un 26% de las preferencias considerando los votos válidos. Por su parte, la ecologista Marina Silva del Partido Socialista (PSB), que hace un mes parecía la rival más fuerte para Rousseff, cayó a 24%.
La encuesta Ibope, por su lado, mostró que las intenciones de voto por Neves subieron a 27% mientras que las favorables a Silva cayeron a 24%.
En junio de 2013 las tarifas de los transportes públicos subieron 20 centavos (0,08 dólares) y la población, harta de la situación que vive el país, con la subida como detonante, salió en bloque a la calle en una oleada de protestas que sacudió el país de arriba abajo. Dieciseis meses después esas mismas personas que tomaron las calles de Brasil de Norte a Sur y de Este a Oeste se preparan para votar, en unas elecciones que marcarán los próximos años del país y que afectarán a toda la región, bajo una situación económica más preocupantes que hace poco más de un año, tras dos trimestres de recesión, un ambiente sombrío, una inflación al alza y una preocupante carencia de dinero en los bolsillos de los brasileños y una violencia que, lejos de mitigarse, cada día preocupa más a la gran mayoría de los habitantes del país (cerca de 60.000 personas, aproximadamente, son asesinadas por año en Brasil, según el Mapa de la Violencia 2014 que presentó datos de 2012, y que tiene a varias de sus ciudades entre las más violentas del mundo).
142,8 millones de brasileños están habilitados para votar. Esto equivale a poco menos del doble de los mexicanos convocados a las urnas en los comicios de 2012 (79,5 millones) o a la suma de las poblaciones de Argentina, Colombia, Ecuador, Paraguay y Venezuela.
La actual mandataria Dilma Rousseff, del Partido de los Trabajadores (PT), lidera con 40% de las intenciones de votos. Pero ninguna encuesta prevé que llegue llega a la mitad más uno de los sufragios válidos (sin contar anulados y en blanco) que necesita para vencer en primera vuelta (alcanzaría como máximo 46%).
Marina Silva, candidata del Partido Socialista Brasileño (PSB), se califica como ejemplo de la nueva política (aunque militó en el PT más de 25 años), y el senador Aécio Neves, del más conservador PSDB, se ve como alternativa de novedad a pesar de haber sido gobernador del Estado de Minas Gerais. Los sondeos dan como vencedora, tanto en el primer como en el segundo turno, a Rousseff. Los otros dos candidatos aparecen casi empatados y cualquiera de los dos puede pasar a la siguiente ronda, que se disputa el 26 de octubre.
Un 39,7% del total del PIB de América Latina y el Caribe el año pasado fue brasileño, según datos del Banco Mundial. Dicho de otra forma, de cada 10 dólares de bienes y servicios producidos en la región durante 2013, prácticamente cuatro surgieron en Brasil.
Las elecciones van a definir quién comandará esta economía continental, la séptima mayor del mundo, durante los próximos cuatro años.
Algo más de 35 millones de brasileños salieron de la pobreza extrema desde que el PT llegó al poder en 2003, según cifras del gobierno. La cifra incluye 22 millones durante la gestión de Rousseff iniciada en 2011 y el resto durante los dos mandatos del expresidente Luiz Inácio Lula da Silva.
Aparte de la reciente expansión económica brasileña, una clave para esa mejora fueron programas sociales como "Bolsa Familia", que alcanzó a 50 millones de brasileños de bajos ingresos (un cuarto del total de la población). Esto es ahora una carta clave para Rousseff, que tiene más votos en esos sectores de la sociedad y en el noreste del país.
Brasil es un país inmenso, con hechuras de continente. Sólo el Estado de Amazonas es tan grande como España, Italia, Francia y Portugal juntos. Toda esa inmensidad vive ensimismada, algo de espaldas al resto de América. São Paulo, la inabarcable ciudad más grande de la nación, con 11 millones de habitantes, capital del Estado más poblado y lugar clave desde el punto de vista electoral, es un mundo en sí mismo, con millonarios que se desplazan en helicóptero para evitar atascos y drogadictos del crack más barato del mercado que malviven en un gueto céntrico de miserables enloquecidos. Por eso, un viaje en metro con paradas en varios puntos cardinales de la ciudad constituye una radiografía no del todo infiel del país.
Las actuales dificultades económicas, un crecimiento estancado y una inflación que castiga a las nuevas clases medias surgidas durante los mandatos del PT, junto a los contínuos escándalos de corrupción, han generado una progresiva insatisfacción popular. Todos estos factores han hecho reaccionar a todo un pueblo que exige una manera de gobernar más transparente y que responda a los nuevos retos que deberá afrontar el pueblo brasileño, entre ellos mitigar las enormes diferencias sociales que existen en el país.
Se han desplegado unos 30.000 soldados de las tres fuerzas armadas que colaborarán con cerca de 400.000 efectivos de los diversos cuerpos policiales en la manutención del orden público. Hay una operación de seguridad especial en la ciudad de Rio de Janeiro, en prevención de que no se repitan enfrentamientos entre policías y narcotraficantes ocurridos esta semana en algunas favelas.
Dos tiroteos sembraron el pánico en la avenida Brasil, una de las principales vías de acceso a Rio de Janeiro. (AP) |
Los enfrentamientos, que tuvieron lugar en favelas ocupadas por la policía y por militares en el marco del proyecto de expulsar a las bandas de narcotraficantes, dejaron un saldo de cinco muertos en los últimos tres días.
Los enfrentamientos, además del Complejo da Maré, afectaron a otras cuatro favelas donde ya está en vigencia el proyecto de la UPP -Alemão, Vila Cruzeiro, Rocinha y Mangueira-, y según la policía causaron la muerte a un supuesto delincuente.
También se vivieron días de agitación en la vecina ciudad de Niteroi, donde un autobús y un automóvil fueron incendiados durante la protesta de habitantes de una barriada por las muertes de dos adolescentes mientras se realizaba un operativo policial contra traficantes de drogas.
Además de Rio de Janiero,el estado de Santa Catarina, situado en el sur del país, y uno de los principales destinos de turistas argentinos, y de otros países sudamericanos, en Brasil, vive hoy el sexto día de una ola de ataques, supuestamente ordenados desde los penales por líderes de la organización criminal denominada Primer Grupo Catarinense (PGC), y que dejaron hasta ahora a tres muertos.
Los ataques prosiguieron en la madrugada de hoy, cuando dos hombres armados a bordo de una motocicleta realizaron disparos contra la sede del gobierno local.
Segón la policía militarizada local, desde el viernes pasado se han registrado 52 ataques en 20 ciudades de Santa Catarina, en los que 17 autobuses fueron incendiados, por lo cual los propietarios de esas empresas de transporte público decidieron suspender los servicios durante la noche.
Ventiún días pasarán desde la primera vuelta de este domingo y el balotaje que las encuestas anticipan que habrá entre los dos candidatos más votados el 26 de octubre.
Si esto efectivamente ocurre, Rousseff partiría también como favorita en los sondeos para enfrentar mano a mano a Neves o Silva. Pero las propias encuestas han cambiado mucho en las últimas semanas, desde que Silva aparecía como la candidata a vencer, por lo que el resultado final de esta elección aún es incierto.